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viernes, 3 de julio de 2015

Penurias Revolucionarias

MANUEL BELGRANO Y BERNABÉ ARÁOZ (ENCUENTROS Y DESENCUENTROS ENTRE DOS BALUARTES DE LA REVOLUCIÓN AMERICANA) - Parte III

ALEJAMIENTO DEFINITIVO DE BELGRANO

La supuesta “negación” a Belgrano. Un gesto de honor por parte de Aráoz al insigne vencedor de Tucumán y Salta.

Nuevamente Bernabé Aráoz estaba al frente de una provincia sin recursos y nuevamente tendría que hacer uso de medidas extraordinarias para afrontar gastos urgentes. Su constante desapego a lo propio y el celo extremo por el cuidado de los recursos de la provincia fueron una constante durante su gobierno, lo que el propio Cabildo reconocerá, como veremos más adelante.

Mientras tanto el general Manuel Belgrano, ya ajeno a todos estos sucesos se encontraba muy enfermo y atacado por una gran pena y depresión. Su amigo, el comerciante José Celedonio Balbín recordaba: “ de resultas de la revolución ( del 11 de Noviembre de 1819), se vio abandonado de todos el general Belgrano, nadie lo visitaba, todos se retraían de hacerlo”.

Toda esa cohorte de lisonjeros que lo rodeaba en épocas de su jefatura en el Ejército se había esfumado. Dos razones fundamentales: una la propia naturaleza humana que generalmente abandona al héroe caído y la otra es que sus últimas medidas como gobernante, ordenando la exacción forzosa de fuertes sumas de dinero a una población empobrecida por el sostenimiento de las tropas, habían horadado fuertemente su popularidad.


Para colmo se habían agregado a su casa varios de sus antiguos oficiales caídos en desgracia a los que no podía mantener. 

Desagradado ya por su situación y sintiendo que su salud se agravaba decidió viajar a Buenos Aires y alejarse las inquinas de la ciudad aldea que era por entonces Tucumán.


Fue entonces cuando le solicitó formalmente al gobernador Bernabé Aráoz que le facilitara dinero de la caja provincial para su viaje. El 20 de febrero de 1820 el gobernador Bernabé Aráoz eleva la siguiente nota: “Al oficio del Excelentísimo S. Capitán General don Manuel Belgrano (nótese el trato respetuoso) a este gobierno de fecha 17 del corriente expresándole que desesperando invensiblemente los físicos que asisten a su curación (SIC) de un perfecto restablecimiento sino muda de temperamento con la posible anticipación, a cuyo efecto había dispuesto trasladarse cuanto antes a la ciudad de Buenos Aires, y para verificarlo pide el auxilio de dos mil pesos con concepto a que le será forzoso por las presentes circunstancias alguna detención en alguno de los puntos intermedios, se decretó lo que sigue: “ Tucumán Enero 19 de 1820. Por recibido en esta fecha para contestar y satisfacer el presente oficio del Exmo Cap. Gral. Informe el Ministro de Hacienda acerca del dinero existente en cajas”. Firma el oficio el gobernador don Bernabé Aráoz y el Ministro de Gobierno Dr. José Mariano Serrano.

El Ministro de hacienda responde al día siguiente: “El corte y tanteo de esta caja que V.S. se sirvió practicar por el mes de Diciembre último dio el caudal de seis mil noventa habidos en el y su existencia de cinco reales por razón de haberse invertido en hacienda en común 172 pesos, en gastos de guerra 2610 seis y tres cuartillos; en sueldos militares 2667 cuatro y tres octavos; en los de hacienda 596, y en los políticos 50. Y por lo que respecta al presente hay ingresado hasta la fecha treinta y siete pesos y cinco reales en suscripción voluntaria entregada de esta forma…de modo que para mi subsistencia he tenido que mendigar auxilios particulares mientras mejoraban los ingresos y éste mismo recurso entiendo han adoptado en e día los subalternos de la oficina. He cumplido con este Superior Decreto de ayer traído como a las cuatro y media de la tarde”. ( Página 61 vta, Libro copiador de informes que corresponden desde 1818 hasta 1826, Archivo Histórico de la Provincia de Tucumán).-

Tal como lo prueba de manera palmaria la documentación referida y que puede consultarse públicamente, las arcas de la provincia estaban en la más completa ruina. Al momento de la solicitud de Belgrano, consta que sólo había CINCO REALES en existencia y que el Ministro de Hacienda debía literalmente “mendigar auxilios” para la subsistencia de la administración. También que el grueso de los gastos eran para atender gastos de guerra y sueldos militares…

Por tanto la acusación que muchos historiadores han proferido en contra de don Bernabé Aráoz, afirmando que NEGÓ auxilio y DESAMPARÓ a Manuel Belgrano, son absolutamente FALSAS. No se puede “NEGAR” lo que no se tiene; no existía dinero en las cajas provinciales, allí están las cuentas públicas a disposición de cualquier investigador.

Tampoco es cierto que lo desamparó pues cuando Belgrano, gracias a un préstamo de dinero de su amigo Balbín pudo viajar finalmente a Buenos Aires, el gobernador Aráoz mandó una fuerte custodia para que lo acompañara hasta Santiago del Estero, seguramente hasta el límite con Córdoba, pues allí llegaba la jurisdicción de la entonces provincia del Tucumán.

Es entonces inobjetable el hecho que Aráoz, le rinde atenciones y consideraciones especiales a un hombre que estima en verdad, más allá de sus diferencias, cuyas razones ya se explicaron anteriormente. Con el aporte de la custodia, le rendía “honores militares” y el agradecimiento del cabildo que representaba, siendo en ese momento todo lo que podía hacer por él. La provincia estaba quebrada y ningún comerciante capitalista prestaba dinero al gobierno, a no ser a fuerza de embargos o prisión.

Por supuesto que las relaciones entre Belgrano y Aráoz se habían tornado distantes desde los tiempos en que disputaban el manejo de la provincia en 1817, pero siempre se habían mantenido dentro de la cordialidad y las formas.
Insisto: el gesto de enviarle una custodia, seguramente solventada del propio bolsillo de Aráoz, muestra el respeto, agradecimiento y alta estima que sentía por el insigne patriota que marchaba ya hacia un destino incierto, sin poder conocer que ya no volverían a verse.

Autor: José María Posse

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